lunes, diciembre 04, 2006

No quitar

Se vuelve a tomar otra infusión de té con una rama de canela y unas gotas de limón, todo indica que vuelve a tener miedo a dormirse. Hace años que no duerme tantas horas como de niño, aunque cuando se ve sumido en el sueño tiene difícil despertar, el más difícil que conozco. El primer sueño que recuerda es haberse visto secuestrado por el rey del pop que, vestido de negro, vigilaba un gran pasillo en el que se alineaban las puertas de las celdas de sus secuestrados. No hubo nada referente al beso que se dieron rehén y ladrón en Estocolmo en 1973, tampoco hubo sufrimiento. Sueños como éste irían acompañados de otros sueños recurrentes. El más repetido fue el de querer asomarse a la ventana y caer de la misma al desprenderse el muro sobre el que apoyaba el vientre, siempre despertaba a mitad de caída, sudoroso y aterrado porque alguien le había dicho que si mueres en un sueño no te despiertas nunca. Parece ser que todo el mundo sabe de sueños desde que venden esos libros tan estimulantes para los curiosos. Más curiosidad produce el día que no se despertó, caía desde la ventana y, sin interrumpir el descanso, encontró el suelo. Tardó largos minutos en levantarse, por lo menos para él que creía haber sido un muerto consciente durante tal lapso de tiempo. Una vez muerto, el sueño no se repitió más.

A este sueño le sucedería el fenómeno que más tarde denominó “sueño paralizado”. En realidad no se trataba de un sueño, sino de un fenómeno que se manifestaba a la hora de querer levantarse. Una vez llegado éste punto se despertaba su consciente, pero era incapaz de abrir los ojos. Sabía perfectamente donde se encontraba, podía oler y oír, tal vez podía también saborear y tocar pero ahora no lo recuerda. Después de un tiempo se movía de golpe, como por un espasmo, y despertaba con un ritmo cardiaco ligeramente superior al normal y con gran sensación de alivio. Éste no poder despertar se fue agudizando con los años, llegándole a ocurrir hasta tres veces en una misma noche, al final si no despertaba notaba una presencia en la habitación que ocuparía su cuerpo. Existía una extraña prisa por despertar y evitar lo fatal. Cada vez era más intensa y desagradable la experiencia.

Una vez la comentó con un amigo, éste sin sorprenderse le dijo que el había tenido la misma experiencia muchas veces. Cambiaban los matices pero el hecho era el mismo. El amigo le aconsejó que cuando se sintiese paralizado se concentrase en una parte de su cuerpo, por ejemplo un dedo, una vez lo hubiera movido se despertaría. Casi nunca se acordó de concentrarse en eso, el pánico que envuelve esa situación lo impide. Hasta que una vez consiguió acordarse y mover una mano, pero no despertó!, de hecho, encendió la luz y tras sufrir el impacto de la claridad, que se hacía roja al atravesar el párpado, siguió inmóvil. Despertó minutos después de manera aleatoria, como siempre. Este fenómeno se repetiría largos años, provocándole un miedo a dormir muy intenso.

Un día que se acostó sin pensar en las terribles pesadillas que le atormentaban tuvo una experiencia increíble. Al dormirse notó un ligero mareo, seguido de un movimiento ondular para acabar en un giro frenético. Notó como una sustancia energética ligera, evanescente, translúcida y luminosa salía de su cuerpo adoptando su misma forma. Giró tomando la cabeza como charnela para después separarse de ésta y quedar pegado al techo. Una entidad psíquica había sido escupida de su seno para explorar, para encontrar las respuestas que no se había molestado en buscar. Allí en la cama la visión de su propio cuerpo, con ligeras taquicardias y una dificultad para respirar propia de los fumadores obesos. Su primer acto fue mirar la ventana para ver si estaba abierta, estaba cerrada. Entonces no podría ir muy lejos bajo la influencia de aquella extraña fuerza que le guiaba. Pronto descubrió que su nueva configuración le permitiría atravesar puertas y ventanas. Salió despedido hacia arriba, vio en camisón a la profesora del piso de arriba y en pijama a la bruja de la décima planta.

Salió disparado a otros planos, pasando ante sus ojos las soluciones a los problemas científicos más complejos, rompiendo los vínculos con el lenguaje cuando descendía por los toboganes de cómo-cuando-porquesí de aquel poeta adolescente llamado Octavio. Observó de lejos los canales, los azules con su guardián que cada vez era más grande y menos neutral, los rojos y los grises, las colas y las espirales de infelices buscando redención, los pedigüeños patológicos y las cartas no devueltas o que quedaron sin escribir. Era un pájaro de fuego que no elegía su camino, para acabar en el canal que tenía un tono naranja oscuro, el color que representa la duda.

Temía no volver a su cuerpo, ahora no quería llegar más lejos, volver a la parálisis sería estar más cerca, más lejos de la respuesta. Casi se ve truncado su camino por el miedo a vagar sin descanso, atravesando canales y túneles excavados en el lugar donde no rige nada conocido. Espasmos en el lecho y voces que retumban en los oídos.

- Ángel: Todo lo que me dijiste era mentira.

Difícil explicación tenía, tal vez actualizar los sentimientos cada minuto no basta para sanar.

- Voz: ¿Qué es amar?
- Raúl: Amar es compartir, es dar, es recibir, es no esperar nada a cambio, es…
- Voz: Estás lejos, amar no es nada de lo que dices, nada que te puedan enseñar. Amar es no quitar.

Se sintió paralizado, despertó de un sobresalto, recordaba ver su cuerpo en la cama desde el techo y nada más. Perder la respuesta en el olvido le enseñó a encontrar a un amigo.

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4 Comments:

Blogger BAR said...

Estas cosas me dan miedo...resulta que mi papá si hace los llamados "viajes astrales" y mi mamá me cuenta que le daba mucho miedo..

A mí me pasa eso de no poder despertar sólo cuando me duermo boca arriba, y sí, me da mucho miedo, así que procuro ya no hacerlo. En México se dice que "se te sube el muerto"...sea lo que sea, tu post me hace pensar que tal vez me estoy perdiendo de una experiencia interesante.

Un beso

11:51 p. m.  
Blogger El chicharrero terrible said...

Bueno, bueno. Me voy a dormir mañaa comentaré a este respecto. Eso sñi domriré boca abajo, como lo hago desde hace años. Mi incosciente ya no me deja dormir boca arriba.

12:46 a. m.  
Blogger Eulalia said...

Cuando leo historias como estas pienso siempre en el psiquiatra: no entiendo cómo se puede vivir con ese miedo encima.
Un beso.

11:13 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Quizás sea verdad lo de que si te mueres en un sueño no despiertas nunca. Puede que por ello me despierte cada vez que en un sueño estoy a punto de morir, o de f.ll.r (quiero consumar el acto s.x..l en un sueño alguna vez)
¿Será que Freddy Krugger nos acecha desde otro plano y nuestra defensa es despertarnos? Da que pensar...

10:46 p. m.  

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